sexta-feira, 3 de maio de 2013







Aspero amor, violeta coronada de espinas,
matorral entre tantas pasa cólera,
por qué caminos y cómo te dirigiste a mi alma?
Por qué precipitaste tu fuego doloroso,
de pronto, entre las hojas frías de mi camino?
Quién te enseñó los pasos que hasta mí te llevaron?
Qué flor, qué piedra, qué humo mostraron mi morada?
Lo cierto es que tembló la noche pavorosa,
el alba llenó todas las copas con su vino
y el sol estableció su presencia celeste,
mientras que el cruel amor me cerca
iones erizado,
lanza de los dolores, corola de l
ba sin tregua
hasta que lacerándome con espadas y espinas
abrió en mi corazón un camino quemante.

Pablo Neruda

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